miércoles, 31 de octubre de 2012

Reseña: La viola de Tyneford House, de Natasha Solomons





Título: La viola de Tyneford House
Autora: Natasha Solomons
Lugar de publicación:
Editorial:
Año: 2012
Páginas:





Personajes: Elise, Margot, Anna, Julián, Kit, señor Rivers
Temática: realista, novela histórica
Localización espacio-temporal: Viena, 1938 + Londres 









Resumen oficial:



"Aquella no era la vida ni el amor que había esperado, pero en cualquier caso era amor." 
Primavera de 1938, Viena ha dejado de ser un lugar apacible tras la llegada al poder de los nazis. La única salida es marcharse, pero no es fácil. Elise Landau lo consigue por medio de un anuncio de trabajo: en la mansión isabelina de Tyneford, en la lejana Inglaterra. Hija de un escritor y de una cantante de ópera, hermana de una virtuosa instrumentista, mimada desde su infancia, Elise tendrá que trabajar de camarera. Ella, que siempre tuvo servicio en casa, no sabe cocinar, ni dar brillo a la plata, ni cera a los suelos, ni servir el té. Tampoco se maneja bien en inglés. En Tyneford se enfrentará a los celos y las envidias, a las humillaciones clasistas, pero también descubrirá el amor. Sus únicos lazos con su hogar son las cartas de su hermana y una viola en la que su padre escondió un manuscrito antes de partir. La guerra se acerca, el mundo está cambiando y Elise también.








Mi opinión:



La primera cosa en la que pensé cuando empecé a leer esta novela fue en la película "Lo que queda del día". La temática es muy similiar, una chica de buena familia que es contratada en Inglaterra para servir en una casa como doncella,  ya que en Viena, donde ella vive, están los alemanes y el nazismo impide que los judíos puedan seguir viviendo allí de manera tranquila.

"Agarré la cofia blanca de doncella y me acerqué al pequeño espejo colocado encima del sencillo tocador de madera, sujetándomela en el pelo. Ni siquiera Margot podría conseguir que le quedara bien; aunque se pasara una hora en el cuarto de baño con pintura de labios color melocotón, polvos y el colorete enviado de París. La dejé caer al suelo con desagrado, dando una patada al mandil con el dedo gordo del pie descalzo."

Ese  mayordomo inglés de la conocida película mencionada antes, estirado, frío, que vive por y para su trabajo, su servicio a su amo...eso es lo que vamos a encontrar en Tyneford House, una mansión inglesa al más puro estilo tradicional, donde no importa lo que ocurra el té siempre se sirve a la misma  hora y todo debe estar correctamente colocado. Este ambiente es totalmente diferente a lo que ella estaba acostumbrada en Viena, donde todos eran más cariñosos y su hogar mucho más acogedor. Aquí pasará frío, instalada en una buhardilla para el servicio, sin calefacción, ni chimenea ni ninguna de las comodidades que disfrutaba en su país.

"No estoy segura de si había luna llena, pero si no la había debería de haberla habido. Todas las veces que pienso en aquella noche, veo una luz blanca de la luna suspendida encima del patio de las cuadras, el viento que mueve las hierbas de carrizo. Como en un sueño, soy la chica de la escena y al mismo tiempo otra que la está observando. Veo al señor Rivers echando hacia atrás el pelo de la chica, y notó el calor de sus dedos en la frente. Veo que otra Elise atraviesa el patio y se mete en la casa."

Allí Elise se sentirá muy sola y también torpe en sus trabajos de limpieza, pues nunca se ha dedicado a esto. Ella era una dama que viene de buena família y no está acostumbrada a todo ese movimiento, a no tener tiempo libre, ni un segundo fuera de sus quehaceres diarios en la mansión.

"La cena transcurrió sin incidentes. Serví el agua, recogí los platos, me mantuve en el rincón y me sentí desdichada. "

"Cuando recordaba a la Elise de Viena con su vida cómoda de conciertos, baños perfumados y cariño familiar, tenía la sensación de recordar a otra persona."



"Unos meses antes, en Viena, yo había sido uno de ellos. Ahora no estaba segura de lo que era.  Los criados de más edad apenas me hablaban. Sabían que tampoco era uno de ellos. No era de ninguna parte."

Pero por suerte conocerá al hijo del dueño, Christopher, Kit como le llaman allí, un muchacho muy abierto y simpático, el hijo del señor Rivers, muy diferente a él, y desde el principio muy atento con Elise a pesar de que ella es allí una sirvienta. Se comporta muy fuera de los cánones establecidos del comportamiento inglés, por lo que ambos congenian desde el principio.

"Su brazo rozaba el mío pero, yo estaba demasiado cansada para atenerme a ninguna etiqueta y no lo aparté. Notaba su piel tan caliente que me sorprendí de que en todas sus lecciones sobre la conducta apropiada Anna hubiese olvidado mencionar que comportarse de modo inapropiado era mucho más divertido."

"Kit era distinto. Tenía confianza en sí mismo, pero carecía de la absurda arrogancia de algunos de los chicos austriacos. Me gustaba cuando se reía. Así me entraron ganas de hacer cosas que le provocaran la risa."

"Desde entonces, el sabor del dulce de saúco sigue siendo el sabor de la nostalgia, y si a comienzos de verano percibo el aroma de las flores de saúco, vuelvo a tener diecinueve años y a estar sentada en la despensa con las piernas cruzadas, sujetando un cuenco de postre cremoso y aguantándome las ganas de llorar."

Es una novela llena de detalles y sutilezas, muy armoniosa y fácil de leer pero a la vez buena literatura, que se entretiene en las pequeñas cosas. Eso lo veremos por ejemplo en la escena de la pesca, cuando el grupito de los más jóvenes decide ir a pescar el domingo durante el culto de la iglesia.

"Se consideró que todo lo que había hecho yo tenía defectos: los cuchillos estaban sucios, los espejos, con manchas, y las chimeneas, sin preparar adecuadamente. El señor Wrexham estaba tan insatisfecho de mis obligaciones que me prohibió servir la cena, un deshonor que estaba seguro de que me afectaría mucho."

"A una chica como tú se la despedía y basta. Un alivio. Pero el problema es que tú no eres de los nuestros. Tampoco eres de los suyos. No encajas."

Lo que sí he encontrado a faltar es más referencia al tema de la música, que ya prometen en el título pero que sin embargo no está tan presente en la historia como creía. Tampoco el tema del romance tiene demasiada chispa o pasión, es muy "frío" a mi parecer, demasiado parecido a la amistad y nada o poco que ver con el amor. Aún así, el ambiente me ha recordado a las novelas de Jane Austen, así como a "Jane Eyre" aunque no es una época tan antigua como refleja esa novela, parecido al ambiente vitoriano inglés, ya que aunque están en 1938 las cosas han cambiado poco en Inglaterra en cuanto a costumbres se refiere.

"El mayordomo y el ama de llaves estaban completamente decididos a mantener la ilusión de que la casa se limpiaba por arte de magia o por obra de unos duendes. Las chimeneas debían estar preparadas y encendidas, las cortinas abiertas y cerradas, los suelos barridos, las alfombras limpias, la plata brillante, los cuadros sin polvo, pero el acto de limpiar nunca se debía ver. "

"Aunque había estropeado un poco las cosas al vomitar en los zapatos del señor Rivers. Ni Violetta, ni Julieta ni Jane Eyre hubieran hecho nunca una cosa así. Tampoco Anna."

No faltarán las horas del té y las conversaciones sobre Elise y su vida en Viena, que ella tanto hecha de menos durante su estancia en Inglaterra. Quizá por ser extranjera y además una criada, se verá rechazada por los demás. Hay un momento concreto en la novela, que te hace pensar en La Cenicienta, cuando llegan dos invitadas malcriadas, Diana y Juno, que requieren de una donella y no hacen más que pedirle cosas inútiles a Elise, le toca a ella atender sus estúpidas demandas ya que Diana siente celos de ella porque Kit le hace más caso que a Diana, siendo que ella es de una categoría social superior.

"Se podrían declarar guerras, los pinches de cocina desaparecer, para alistarse en la armada, tapar las ventanas con telas negras, y el lacayo de confianza marcharse sin avisar, pero la comida se serviría a la una y cinco y el mayordomo llevaría guantes blancos."

"Me gustaba la cercanía de las novelas de Julián, y encontraba la permanente penumbra tranquilizadora en lugar de espeluznante, y cuando más me gustaba era al caer la tarde. Entonces encendía las velas aromáticas mientras el sol se escondía detrás de la sombra de la colina."

"Había visto a las otras chicas hacer una pequeña reverencia cuando lo decían, pero no pude obligarme a hacerlo. Julián me había enseñado que no hay que hacer reverencias a ningún hombre. El káiser estaba muerto, el imperio, claramente desmembrado, y en una república nadie era más ni menos que otra persona. Me pregunté cómo conciliaba eso con Hilde lavándole los calcetines y preparándole el desayuno y el baño, pero decidí que esas ideas eran desleales porque Julian ahora no era capaz de defenderse."

Pero aunque las cosas, las relaciones entre todos ellos, empiezan a mejorar un poco, la guerra trunca todo de nuevo y los hombres deberán partir a luchar contra los alemanes. Elise quiere ayudar a sus padres a salir de Viena para que estén a salvo, pero los visados nunca llegan y se desespera, no parece posible hacerlo. Ahora Inglaterra es un país también en guerra y se ha cerrado la frontera, ya no puede entrar nadie de fuera por lo que las cosas se ponen difíciles.


"La Lugger fue la última barca en entrar en el agua, y nos vimos rodeados por pequeñas lanchas de pesca sacudidas por las olas. Algunas ya estaban tan lejos que parecían de juguete, con sus velas blancas como pañuelos plegados en el bolsillo superior. En lo alto del cielo estaba veteado de nubes espigadas, mientras el mar, de un verde azulado, se extendía hasta el horizonte, indicando la curvatura de la tierra."

"Entonces no lo sabíamos, pero nuestra vida en Tyneford había variado de clave musical, y nos precipitábamos hacia el movimiento final, estuviéramos preparados o no."


La novela tiene hacia el final, un punto triste y melancólico pero a la vez agradable, una buena forma de terminar la historia, aunque trágica como la vida que estaban viviendo en esos momentos.
Las fotografías que he colocado en esta entrada, pertenecen a la auténtica "Tyneham" de Dorset (Inglaterra), una ciudad abandonada en 1930 que fue ocupada por el ejército durante la época en que la historia se narra. El 16 de noviembre del 1943 se requisaron los terrenos para convertirlos en zona militar.



"El tono era apagado, como si la viola sólo pudiera susurrar. Probé con una melodía sencilla de Mozart. Era delicada y triste -la voz de un niño de coro opuesta al sabroso chocolate de una soprano de ópera-, así que encajaba con mi estado de ánimo. La música no son sólo notas; también está llena de silencios medidos. Esperamos durante las pausas, escuchando las posibilidades de la música. Quería tocar en el intervalo dejado por Anna y Julián y llenar su silencio, pero su silencio no suponía descanso. Ninguna señal negra de la página  me dijo cuándo empezaría el sonido otra vez. Su silencio no era musical, sino ausencia de algo; un vacío donde no podía existir la música."






Puntuación:



Vale la pena



4 comentarios:

  1. Está entre mis lecturas de noviembre, espero que me guste al menos tanto como a ti, aunque seguramente echare de menos mas referencias a la musica como tu dices. Besos!

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  2. Lo tengo esperando en la estanteria pero después de leer La bibliotecaria de Auchswitz necesitaba alejarme un poco de la época en la que se desarrolla, pero intentaré que caiga en noviembre

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  3. Parece bastante interesante, creo que es la primera reseña que leo sobre esta novela =)

    Besotes

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  4. No pinta mal, muchas gracias por la reseña ;)

    besitos<3

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